Especialidades - Fracturas Faciales - Fracturas Panfaciales
Son aquellas que afectan a las estructuras óseas de los tres tercios de la cara. Suelen producirse en el contexto de un paciente politraumatizado, en el que el mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea y el control de la hemorragia son prioritarios. Suelen presentar lesiones asociadas de tipo neurológico, oftalmológico, ortopédicas, pulmonares, etc.
El manejo inicial de estos pacientes precisa de un equipo multidisciplinario que incluya a un médico especialista en urgencias, un anestesista o intensivista, un cirujano torácico, un neurocirujano, un oftalmólogo, un otorrinolaringólogo, un cirujano plástico, un traumatólogo, un y un cirujano de cabeza y cuello y maxilofacial que valorará las lesiones faciales y actuará incluso con la realización de una traqueotomía de urgencia si fuera preciso. Es necesaria una valoración global del paciente. En este tipo de fracturas la anchura facial se encuentra siempre aumentada, por lo que es obligatoria la corrección de las partes blandas que corrijan este defecto.
Se precisa una exploración clínica reglada que se complete con radiología simple y pruebas de imagen tipo TAC para determinar con certeza el número y extensión de las fracturas y elaborar un plan de tratamiento.
Los objetivos del tratamiento suponen la restauración de la arquitectura ósea con especial atención al plano de oclusión dentario y al restablecimiento de las proporciones faciales preservando altura, anchura y proyección facial.
En la actualidad se tiende a realizar la reconstrucción temprana en un solo tiempo quirúrgico mediante una amplia exposición de los focos de fractura, reducción anatómica de los mismos, fijación rígida con placas de titanio y empleo de injertos óseos en caso necesario. Es primordial el tratamiento en las primeras horas, antes de la instauración del edema masivo que sigue al traumatismo, lo que favorece una adecuada adaptación de los tejidos blandos a la estructura ósea ya restaurada. Esto disminuye en gran medida el riesgo de infección y la contracción cicatricial, además de disminuir la necesidad de correcciones secundarias.